Se puede decir que el trayecto de Hanoi a Vientiane nos tenia algo asustados. Muchos blogs que vimos lo denominaban como «el trayecto de la muerte», no por la peligrosidad del mismo, sino por la incomodidad de las 24 horas en esos autobuses vietnamitas donde solo existe la opción de ir acostado de mala manera.
Tras dormir como pudimos, llegamos a la frontera con Laos dos horas antes que esta abriese y, para poder salir de Vietnam tuvimos que luchar lo que no esta escrito. Nunca habíamos visto la frase «robo a mano armada» tan bien aplicada a los funcionarios vietnamitas que nos atendían. Para poder salir del país te piden 1 Usd para estampar el sello de salida en tu pasaporte. Si optas por la solución fácil, es decir, irte y ya esta, encontrarás a un desagradable funcionario vietnamita a los 100 metros en mitad de la carretera revisando que el sello esté puesto…
Tras negarnos en rotundo y ver que ninguna de ambas partes cedíamos, tuvimos que dar nuestro brazo a torcer, eso si… pagamos solamente 1 Usd por los dos. A nuestro favor, tenemos que decir que no era por el dólar, sino por el hecho que nos estaban robando a todos en la cara y no podíamos hacer nada.
El proceso burocrático por la aduana laosiana fue mucho mas amable y sencillo. Al igual nos cobraron 1 Usd por poner el dichoso sello, pero aquí había carteles oficiales por todos lados con el precio del visado y el resto de servicios.
A la llegada a la polvorienta estación de autobuses de Vientiane, ya había un simpático chico ofreciendo alojamiento. Todos los «guiris» que íbamos en el autobús nos subimos a un Tuctuc (3 Usd por persona) y nos dirigimos al hostal a echarle un vistazo. El Hostal Dream Home esta bastante bien ubicado, limpio y las habitaciones son cómodas. Aunque pagamos unos 6 euros por cabeza con desayuno incluido, disfrutamos de la piscina muchísimo. Es algo caro para lo que se puede encontrar si se sigue buscando, pero nos encontramos a gusto y decidimos quedarnos durante toda nuestra estancia en la ciudad.
La primera sensación al llegar a la capital laosiana fue inmejorable…¡no se oye nada! Al contrario que en el caótico país vecino, aquí no se oye una mosca… es salud para nuestros oídos, jajaja. A esta sensación enseguida tuvimos que asociarle la frase que oiríamos nada mas instalarnos, «Relax, this is Laos» Relax, esto es Laos. La famosa frase puede verse en restaurantes, cafeterías, hostales, etc y describe muy bien la actitud laosiana, es todo súper relajado.
El calor que nos sorpendió en Laos era bestial, el primer día salimos del hostal solamente para ir al súper de enfrente a por cerveza y agua y estar bien hidratados durante el día. Cuando cayo la noche nos fuimos hacia el mercado nocturno que se encuentra a unos escasos 5 minutos del hostal.
Con las pilas cargadas al día siguiente, nos fuimos andando a visitar el Palacio Presidencial que se encuentra a un extremo de la enorme avenida Lane Xang y caminamos bajo el sol dañino hasta llegar al Patuxai, uno de los iconos de la ciudad, parando antes en algunos de los cientos de pagodas y templos que nos encontraríamos en el país.
Patuxai es famoso por ser una réplica del famoso arco parisino. Fue erigido para homenajear a los ciudadanos laosianos caídos en guerra y la curiosidad que esconde es que fue construido con hormigón donado por EE.UU. para levantar un nuevo aeropuerto.
Desde aqui y sin dar tregua a que amainase el sol, nos fuimos caminando hasta el Centro COPE. Desde que terminase la guerra, mas de una decena de miles de personas han sido víctimas de los UXO (artefactos explosivos sin detonar). COPE es una organización sin animo de lucro que apoya a las víctimas de estos artefactos con soporte médico, programas formativos para la fabricación de prótesis y rehabilitación de las víctimas.
Tras empaparnos de realidad, porque sinceramente no teníamos ni idea de la guerra paralela que existió en este país, pusimos rumbo al Wat Si Saket. Se encuentra justo frente al Palacio Presidencial y el coste de la entrada es de 5000 KIP por persona.
Este templo es lo único que sobrevivió a la Invasión de Siam que se produjo en la ciudad en 1828. Es el más antiguo de Vientiane y conserva su estructura original, aunque ya ha sido restaurado un par de veces.
Al terminar esta visita cultural decidimos irnos al hostal a disfrutar de la piscina con una buena cervecita fresca… ¡nunca hay que dejar de hidratarse!, jejeje.
Otra de las mañanas que pasamos en Vientiane, nos fuimos caminando hasta la estación de autobuses para tomar el autobús nª14 que nos dejó en la puerta del Xieng Khuan (Parque de los Budas).
El parque se encuentra a unos 25 km de la ciudad y en su pequeño terreno alberga muy diferentes tipos de estatuas budistas e hinduistas.
Nuestro ultimo día en la capital del país decidimos alquilarnos una bicicleta para poder ir a visitar el icono del país, el Phat That Luang. Es el monumento mas importante de todo el país y símbolo del budismo.
Su pagoda central dorada y los gigantescos templos adjascentes impresionan muchísimo. La entrada son 5000 KIP por persona y recordad que no os pase lo mismo que a nosotros, casi todos los templos cierran de 12:00 a 13:00 para que los funcionarios coman.
Siempre eclipsada por el atractivo Luang Prabang y la fiestera Vang Vieng, mucha gente se olvide de esta ciudad con palpable toque francés que seduce al viajero si sabe no rendirse al calor!!!
¡¡¡NOS VEMOS EN VANG VIENG!!!
Preciosos templos.
La verdad que si… a cada cual más grande y más bonito!